La Jornada Mundial de la Juventud es un evento que,
en mi opinión, todos los católicos deberíamos experimentar una vez en la vida,
como mínimo. Yo tuve la suerte de vivir la JMJ de Madrid.
En esta ocasión ha sido mi amigo Gabriel quién ha vivido
intensamente la JMJ en Lisboa y, como siempre, se ha acordado de mi y me ha
traído estas 4 bonitas chapas (sí, las chapas le han ganado la batalla a los
pins) y un pin.
¡Muchísimas gracias, Gabriel!